La vida nos enseña una y otra vez hasta que aprendemos. Siempre nos deja elegir, o culpar al mundo de lo que nos pasa o aprender. Cuando aprendemos que todo lo creamos nosotros con nuestros pensamientos es cuando tenemos la posibilidad de mejorar nuestra vida.

Conecta con tu poder interno y deja de sentirte débil y víctima.

Las emociones nos conectan con nuestra parte más profunda y a veces llegar a esa profundidad nos da miedo. Siempre estamos sintiendo emociones y es necesario aprender a SENTIR, para dejar de luchar contra ellas y obtener su aprendizaje..

El sufrimiento, el miedo, la angustia y la ansiedad son emociones que bloquean nuestra vida. Sufrimos porque no aceptamos y tenemos miedo a lo desconocido, a la incertidumbre y nuestro EGO no lo soporta, quiere controlarlo todo.

Lidiar con las decepciones es un gran aprendizaje en nuestra vida (pareja, amigos, padres, hijos, hermanos).

Las injusticas forman parte de la vida y conseguir que el dolor que generan no te amargue la vida es otro gran aprendizaje.

Sentir la rabia sin vomitarla, sin retenerla, sin reprimirla es aprender a transformarla en paciencia, tolerancia y respeto. No digo que sea fácil solo que hay que aprender.

Liberarnos de la culpa de la religión, de la culpa porque nos han dicho que como se sienten los demás es responsabilidad nuestra es necesario para ser felices y poner orden en esta confusión que está grabada en nuestro cerebro.

El miedo, la inseguridad, la indecisión te van limitando y poniendo en un bucle del cual es difícil salir solo. Al final, dudas de ti y si tú no aprendes a confiar en ti nadie lo hará.

El miedo a perder un ser querido, el miedo a sentir la soledad profunda, la que nos conecta con nuestra herida de abandono de nuestra infancia es un dolor que nos han educado a no mirarlo, a no atenderlo y a no prestarle atención.

La vida nos dice constantemente a través de muchas señales esto está ahí, míralo.

El rechazo, el no te quiero, el ahora NO, el tu NO, es otra herida profunda de nuestra niñez.

Si la sanamos dejamos de pedir, de suplicar, de rogar AMOR a otro, ya sea una pareja, un hijo o los propios padres.

Sanar y tomar de los padres lo que nos dan es dejar de luchar con nuestra energía femenina y masculina. Entrar a SENTIR, lo que como niños heridos no hemos resuelto aún, nos permite madurar y crecer para convertirnos en los adultos que somos

Aprender a tratar con AMOR, cariño, respeto nuestro niño interior es necesario para subir la AUTOESTIMA.

Respetarnos, valorarnos y amarnos empieza por nosotros mismos.

Practicar, practicar y volver a practicar para mantenernos en este equilibrio y desequilibrio dinámico que nos hace la vida es un movimiento constante con el flujo de la vida.

AMAR para recibir AMOR.